viernes, 15 de junio de 2012
LEYENDA DEL CRISTO DE TORRE
Toda buena talla suele tener su leyenda y, por supuesto, al Cristo de Torre no le falta la suya. Según se cuenta, el Cristo fue obra de Nicodemo, discípulo de Jesús, que ayudó a José de Arimatea a darle sepultura. Sin saber cómo, la imagen viene desde Tierra Santa flotando por las aguas mansas, llegando a los entornos de Astudillo a través del río Pisuerga. Y aunque muchos fueron los pueblos que quisieron hacerse con ella, no lo consiguieron, hasta que de forma voluntaria la imagen se detuvo en un remanso del río próximo a Astudillo, de donde fue rescatada y trasladada a la ermita de Torre.
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