domingo, 8 de abril de 2012

LA TITERA

"La Titera" estuvo prohibida bastantes años porque se consideraba irreverente, posiblemente por un falso concepto de religiosidad. Antiguamente se hacían varias procesiones, una por cada barrio. Cada cuadrilla de niños preparaban un muñeco de cartón o de madera y lo colocaban en unas angarillas adornado con las primeras clavelinas de las eras. Desde que se recuperó la tradición sólo sale una. Disfrazados y con la cara pintada van recorriendo las calles  en llorosa procesión y con el lamento “¡Ay Titera lentejera, que por comer titos te has quedado ciega!”. Si algún vecino no da nada, le echan la maldición: “Esta señora que no nos ha  dado nada, los perros y gatos se le tiran a la cara”. Finalizaba con el entierro y merendando los llorosos acompañantes con todo lo recaudado durante la procesión. Según algunos atribuyen esta tradición a que durante la Cuaresma sólo se comían titos y se simbolizaba así el final de una comida tan monótona. Está recogida en una publicación de Diputación de Salamanca, Servicio de Publicaciones en el 2007, titulada "Por los senderos de la tradición" de José Alonso Martín.


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