Nada como un libro para vivir grandes historias, conocer lugares lejanos y dialogar con personajes de cualquier tiempo.
...Desde lo alto se veían líneas irregulares, fijas del paisaje. Unas líneas de siempre, que estaban allí en perpetua vigilancia, cerrando la imposible locura evasiva de las cosas. Los horizontes echaban sus brazos sobre los hombros de las cumbres. Era una guardia mansa, pacífica, pero perpetua, de siempre y para siempre. Y el río era invencible: deshacía la guardia, entraba, corría, se recortaba sobre la curva de los valles, volvía a salir, destruyendo la línea opuesta...
LA TURBINA. César Muñoz Arconada (Astudillo, 1898 - Moscú, 1964)
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