Tradicionalmente la fundación de Torre y los pueblos de su entorno se ha relacionado con las campañas de Alfonso III. El control de Carrión de los Condes permitió a este monarca extender sus dominios hasta el Pisuerga. Al otro lado del río, el conde Nuño Núñez ocupará la importante plaza de Castrojeriz en el 882 y a su amparo irán surgiendo las poblaciones de Astudillo, Santoyo, Torre, Boadilla, Itero, etc.
En el siglo X, buena parte de estos territorios de la margen derecha del Pisuerga se integran en el Condado de Monzón, marcando el curso del río la frontera entre este condado y el de Castilla. Tras la muerte de Ramiro III (985), el condado de Monzón se integrará en el de Castilla hasta su desaparición en el año1038, cuando el último conde de Castilla, Fernando I, es proclamado rey de León.
La pequeña localidad de Torre formará parte del alfoz de Astudillo junto con las cercanas poblaciones de Villodre, Villalaco, Palacios del Alcor, Valdeolmos, Villasilos y Espinosa. Alfoz integrado en la diócesis palentina desde su restauración en 1034.
La catedral de Palencia contaba con varias propiedades en este lugar. Ya en el año 1050 el presbítero Velasco y su hermana María dejaban en herencia a la catedral todas sus posesiones in termino de Astudel, in Villa quae vocant Torre. También la abadía de Husillos poseía importantes heredades y rentas. En la bula de Alejandro III por la que pone bajo su protección a dicha abadía (18 de noviembre de 1179) se cita entre las propiedades de este monasterio la iglesia de Torre (con su palacio, diezmos y propiedades). Posteriormente, en el Libro Becerro de las propiedades de la abadía (compuesto antes de 1376) se registran en Torre varias casas con un herrén y un huerto.
También la Corona tenía en Torre vasallos y suelos poblados y por poblar é inforciones, heredades y otros derechos. Sin embargo, y como consta en el privilegio dado por Alfonso XI a la villa de Astudillo en 1334, por los tiempos que pasaron fasta quí en los nuestros Reinos asi de guerras como de tutorias que algunos fijos-dalgo con poder que abian que se llamaron naturales de la dicha Torre, e tenian y ascondidamente los nuestros vasallos y las nuestras heredades y los nuestros derechos y que decian que era suyo. ... Por esta razon y por facer bien y merced al dicho Concejo de Astudillo porque entendemos que es nuestro servicio y poblamiento de la dicha villa damosles todos los vasallos y suelos poblados y por poblar que nos habemos en la dicha aldea de Torre y en todo su término con todos los derechos. El Becerro de las Behetrías nos informa además que a mediados del siglo XIV el Hospital de San Juan de Acre poseía en Torre seis suelos, los dos poblados é los cuatro yermos.
Desde el siglo XIV, a penas tenemos noticias de Torre hasta su despoblación en el siglo XVII. Es de suponer que la crisis del siglo XIV afectara también a esta pequeña aldea. En el Becerro de las Behetrías se constata la paulatina desintegración y pérdida de entidad del antiguo alfoz de Astudillo. Villa que en el año 1309 consigue rebajar la cantidad que debía pagar por martiniega y unos años después (1322) reducir el número de pecheros de 235 a 180 al alegar la extrema pobreza a la que habían llegado por muchos robos e males e dannos que an recibido de gentes poderosas. De nuevo en el año 1385, los vecinos de Astudillo se quejaban al monarca Enrique III de que para pagar a su señor Fernán Sánchez Tovar (linaje que ostentará el señorío de Astudillo entre los años 1366 y 1455) se habían visto obligados a desollar las cruces e vender e tomar los cálices de las iglesias e empeñarse en judíos y que como se resistían a los pedidos de Fernán Sánchez Tovar éste les tomaba el vino, la carne, las bestias de labor y les cerraba las puertas de la villa.
Los escasos vecinos de Torre consiguen sin embargo superar estos malos años que hicieron desaparecer a otras poblaciones cercanas como Villasilos, Santibáñez y Alcubilla. Localidades que ya no se citan en las fuentes fiscales del siglo XV (pedido de 1462) y cuyos últimos habitantes posiblemente se asentaron en Astudillo, que se convierte en el primer tercio de esta centuria en el núcleo más importante de este sector de la Tierra de Campos (ocupando el quinto lugar por su carga fiscal).
A lo largo del siglo XVI se constata en toda la Merindad de Castrojeriz el continuo declive de las pequeñas poblaciones como Torre, lo que se traduce en un incremento del porcentaje de pueblos de mayor tamaño. En el vecindario de 1531 Astudillo figura con 1432 habitantes, alcanzando los 1976 en 1564. Esta tendencia se agudizará a partir del último tercio del siglo XVI, cuando la población se estanca (Astudillo pasa a tener 1755 habitantes en 1591) y se inicia un acusado declive demográfico debido a la aparición de la peste en la comarca. Descenso poblacional que se agudizará en la primera mitad del siglo XVII (Felipe IV perdonará en 1652 a la villa de Astudillo el pago de las tercias reales debido a que su vecindario se había reducido drásticamente) y motivará la despoblación de Torre en el año 1647.
El Voto Villa de Torre
La despoblación de Torre originó un largo pleito entre Astudillo y Santoyo por la posesión de su iglesia de Santa María. Finalmente el templo se agregó a las tres parroquias de Astudillo (sentencia del tribunal eclesiástico de Palencia de 1657 y del tribunal supremo de Rota de 1675). En dicho pleito y sentencia por primera vez se denomina a este despoblado Torre Marte. Denominación que algunos investigadores han considerado un simple error de trascripción y que sin embargo se ha mantenido hasta nuestros días. También Santoyo y Astudillo pleitearon por la jurisdicción municipal del término y campo del despoblado, hasta que en el año 1851 se reconoció la incorporación de Torre a la jurisdicción de Astudillo. En esta misma sentencia se establece la mancomunidad de los pastos en el campo de Torre entre ambas poblaciones.
Para José Luis Alonso Ponga (“Rito y sociedad en las comunidades agrícolas y pastoriles de Castilla y León”, Madrid 1999) las disputas entre Astudillo y Santoyo por la propiedad de este despoblado pudo ser la causa del conocido “Voto de Torre” que hicieron los eclesiásticos astudillanos el 27 de abril de 1692 y por el que se comprometían a acudir todos los años en procesión el día primero de mayo hasta la ermita y celebrar una misa en el altar del Santísimo Cristo. Al día siguiente, el Ayuntamiento se unió a este voto confirmando su presencia en esta procesión que cada año partía de una de las parroquias de Astudillo. La institución del Voto Villa vendría a coincidir con el litigio que aún mantenían Astudillo y Santoyo por la posesión del término municipal de Torre y sería para este autor un indicador de la fuerza moral y el vínculo con el que se ataba tanto el clero como el pueblo de Astudillo no sólo por la devoción al Santísimo Cristo, sino también como afianzamiento de los derechos sobre una determinada propiedad entonces disputada por la cercana localidad de Santoyo.
Sea éste o no el origen del Voto Villa, la importancia que esta tradición fue adquiriendo con el paso del tiempo no puede explicarse sin tener en cuenta la gran devoción que las gentes de esta comarca han profesado siempre por la imagen del Santísimo Cristo. Desde mediados del siglo XVII, la antigua iglesia parroquial de Santa María de Torre comenzará a ser conocida como Ermita del Santo Cristo por albergar en su interior esta milagrosa imagen que, según la tradición, fue tallada por Nicodemo y llegó hasta aquí desde Tierra Santa flotando por las aguas sin que nadie pudiera pararla hasta que se detuvo en un recodo del río Pisuerga cercano a Astudillo.
Con la instauración del Voto Villa se acrecentó de forma notable la devoción al Santo Cristo. En la actualidad, la romería del Voto Villa de Torre sigue congregando el primer domingo de mayo a un gran número de astudillanos y vecinos de los pueblos de su entorno.
La ermita de Torre
Los únicos restos que han llegado hasta nuestros días de la pequeña aldea de Torre es su iglesia parroquial de Santa María, hoy conocida como ermita del Santo Cristo. Es un edificio de medianas dimensiones, cuya construcción, con buena sillería caliza, parece iniciarse a fines del siglo XII. Sin embargo, su fisonomía actual es fruto en gran medida de las importantes reformas que se llevaron a cabo en este templo durante los siglos XIII-XV.
La ermita de Torre tiene dos naves con bóvedas de cañón ligeramente desplomadas que apoyan en arcos fajones. La nave principal (de cuatro tramos) podría fecharse a fines del siglo XII, construyéndose la nave septentrional colateral (de tres tramos) y la torre (levantada en el testero de esta nave) en el primer cuarto del siglo XIII. Durante la siguiente centuria se reformarán la cabecera (sustitución del antiguo ábside románico semicircular por la actual cabecera poligonal) y la torre-espadaña, construyéndose a fines del siglo XV y principios del XVI sus cubiertas frías y la portada plateresca de su nave principal. En el siglo XVIII, a los pies del templo, se construyó la casa del ermitaño.
Entre los restos románicos conservados en la ermita de Torre cabe destacar los cuatro capiteles de su nave principal, realizados a finales del siglo XII y decorados con representaciones de Sansón desquijarando al león, sirenas y centauro, grifos afrontados y una hidra de seis cabezas. En la nave del evangelio aparecen otras dos cestas figuradas realizadas en el primer cuarto del siglo XIII: arpía flanqueada por dos leones y crochets. También románicos son los canecillos que decoran las cornisas de los muros norte y sur, entre los que destacan varios decorados con motivos figurados (cabezas humanas, figuras femeninas, animales) y geométricos.
La cabecera de la nave principal se adorna con un retablo churrigueresco realizado por el astudillano Diego de Villandiego en 1740 y presidido por una copia del Calvario de Torre. Detrás de este retablo se ha localizado, empotrada en la pared, la inscripción ERA MCCCV, colocada según algunos investigadores con motivo de la ampliación o finalización del templo. También en esta nave hay lucillos sepulcrales de arcos apuntados y un interesante púlpito gótico-mudéjar con tracerías flamígeras y parte de una inscripción que permite fecharlo a finales del siglo XV.
De la ermita de Torre procede un interesante cáliz gótico del último cuarto del siglo XV. El cáliz (en la actualidad depositado en la iglesia parroquial de Santoyo) es uno de los escasos ejemplares conocidos de esta época con punzón de Palencia (con inscripción: ESTE CA MANDO DIEGO GOMEZ A SANTA MARIA DE TORE PORQUE LE HAGAN UN ANIVERSARIO EN CADA AÑO PARA SIEMPRE POR SU ANIMA EL DIA DE SAN JUAN).
No muy lejos de Torre se encontraba la ermita de San Martín, donde en 1568 se instaló la beata Clara Martínez con otras compañeras.
1 comentario:
Buenos días quisiera abundar en la relación de Torre con Astudillo con dos documentos:
Sancho III en 1158, mayo 7. Carriíón : confirma al monasterio de Husillos sus propiedades y cotos.(...); et hereditatem de Turre Desudelu, que dedit María Gudesteiz;... Facta carta in Carrione, sub eraMªCªLXXXXªVIª, et quot nonas Madii, anno quo domnus Adefonsus, famosissimus Hispaniarum imperator, obiit. Raimundo comite Barchinine et Sancio rege Nuarre existetibus uassallis domini regis.
Ego rex Sancius hanc cartam, quam fieri iussi, meo proprio robore confirmo."
1178, agosto de 1178. Confirma a la iglesia de Husillos sus villas, heredades y cotos concediddos por sus antecesores.(...)"et hereditatem de Turre de Astudello que dedit Maria Godesteid (...)Facta cartain Carrione,era MªCCªXVIª, idus Augusti, anno secundo quo serenísimus rex prefatus A.Comcam cepit.. Et ego rex A., regnanas in Castella et Toleto, hanc cartam manu propria roboro et confirmo, et ad mairem eius firmitudinem eam proprio sigill minire mando.
Estos documentos nos dan a entender que Husillos con su monasterio tenía propiedades en toda la zona y desde antiguo, estos dos documentos lo corroboran y que Astudillo tenía gran influencia sobre torre se nombra a este lugar como de Astudillo no como del Alfoz de. Simplemente un dato.
Un astudillano que ejerce de tal
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